Séptimos anuales
El tema de la división del año en séptimos viene ya de lejos. Tendría yo unos once o doce años cuando acudí de visita con mi padre a casa de un astrólogo amigo suyo, que previamente me había entregado mi carta astral (de manera gratuita). Aquel fue un día fascinante y decisivo para mí, aunque naturalmente no fui consciente de ello hasta mucho después. Una de las pocas imágenes que recuerdo fue cuando al final, tras haberme explicado algunas cosas de mi carta, el astrólogo me mostró un pequeño mecanismo que calculaba biorritmos. Años más tarde conseguí uno igual (parecido al de la imagen, si no el mismo).
En el librito de las instrucciones se daban indicaciones, además, para la interpretación de una división en siete periodos anuales de 52 días. No lo conservo porque lo regalé: sólo recuerdo que el primer periodo lo regía el Sol (los 52 días tras el cumpleaños) y el último ciclo Saturno (52 días antes del cumpleaños). El caso es que siempre me había intrigado aquella división anual y su conexión con los planetas, pero nunca supe ciertamente de dónde podía provenir tal idea; lo cual para mí era un fastidio considerable porque me agrada conocer el origen e historia de cuestiones que me interesan.
Encontré el mismo procedimiento en una página-web (no recuerdo cuál ahora) que daba la siguiente secuencia: Sol, Luna, Marte, Mercurio, Júpiter, Venus, Saturno. Podría ser esa perfectamente la que estaba buscando, ya que empieza con el Sol y acaba con Saturno. Se trata del orden de los días de la semana, pues cada planeta se corresponde con un día: Sol-Domingo, Luna-Lunes, Marte-Martes, Mercurio-Miércoles, Júpiter-Jueves, Venus-Viernes y Sábado-Saturno. Se puede encontrar en otros lugares de la red la misma división, ya sin planetas, formando un ciclo numerado del 1 al 7.
Fue toda una sorpresa cuando recientemente, leyendo un tratado de astrología de más de once siglos, me encuentro con una de las fuentes clásicas de tal división anual. Albumasar, en el capítulo de su obra “Sobre la Revolución de los Años de las Natividades” dedicado a los “indicadores de los días y las horas” expone nueve métodos (probablemente derivados de Doroteo de Sidón). El tercer de éstos es el que nos ocupa: “división del año en séptimos”.
Se trata de dividir el año trópico (365,242198 días) en siete partes de 52 días 4h 15.5m (52,1774568 días). Cada uno de estos siete periodos recibe la denominación de “Séptimo Mayor” considerado como una especie de “semana” que es regida por un planeta. El primer séptimo mayor tendrá como regente al planeta que rige por domicilio el signo ASC (ascendente) de la RS (revolución o retorno solar). Para el resto de séptimos las regencias se ordenan de forma descendente siguiendo la secuencia caldea de las esferas planetarias: Saturno, Júpiter, Marte, Sol, Venus, Mercurio y Luna. Este patrón forma un bucle continuo; de manera que cuando acaba con la Luna vuelve a comenzar con Saturno. Naturalmente se toman siempre a los regentes clásicos: Marte rige Aries y Escorpio, Júpiter rige Sagitario y Piscis, Saturno rige Capricornio y Acuario.
Pongamos un ejemplo. Calculamos una RS para una carta natal dada y el ASC de la RS nos sale en el signo de Aries. Marte será, entonces, el regente del primer séptimo mayor que durará 52 días 4h 15.5m contados a partir del día y hora de la RS (no del cumpleaños porque no coincide exactamente). Los periodos se distribuyen de la siguiente manera:
Cuando concluye el último séptimo se toma como regente del siguiente séptimo al planeta que rige por domicilio el signo ASC del próximo retorno (RS) y repetimos el procedimiento de forma análoga.
Ahora bien, cada uno de estos séptimos mayores se subdivide a su vez en siete “séptimos menores” de 7 días 10h 53m 39s. Para establecer los regentes habremos de proceder de la misma forma expuesta; tomando como primer regente al planeta del séptimo mayor y siguiendo siempre el orden caldeo. Estas porciones también podrían subdividirse, a su vez, en partes de 1día 01h 33m 23s y así sucesivamente…
En el ejemplo anterior vamos a tomar el quinto séptimo menor, que está regido por la Luna que regirá también el primer séptimo menor. Las regencias se distribuirán de la siguiente forma:
A fin de ilustrar el ciclo completo he calculado una tabla con todas las divisiones mayores y menores para la revolución anual del 2019 en España (entrada del Sol en Aries). El proceso es análogo para cada revolución solar individual.
Paris a.m.g. / noviembre de 2019
La Luna vacía de curso
El “vacío de curso lunar” es un concepto técnico de la astrología tradicional principalmente empleado en las ramas de astrología horaria y electiva. La comprensión de éste requiere de algunas nociones básicas, por lo que se situá en un nivel de conocimiento astrológico intermedio.
Etimología
La palabra “curso ” viene del latín “cursus”, que significa “carrera”, y ésta, a su vez, “curso de los astros”. En este caso hace referencia al paso, movimiento, evolución o circulación de la Luna por los signos zodiacales.
Para la palabra “vacío”, que significa “falto de contenido”, el DRAE1 tiene otra acepción muy interesante en lo que nos ocupa, que dice así: “falto de la perfección debida en su línea, o del efecto que se pretende”. Esto nos da una excelente pista, dado que en astrología clásica denominamos “perfección2” (gr. apoteleō) a la culminación o realización exacta de un aspecto.
En astrología helenística el término empleado para el vacío de curso es kenodromia (del griego kenos “vacío, infructuoso” y dromos “curso, carrera”. Por tanto, el significado literal sería algo así como: “corriendo en el vacío”. Al Biruni3 nos dice que tal denominación viene dada porque “el campo está vacío y (el planeta) se mueve sin compañía”.
Definición
De
acuerdo a lo anterior, comprendemos este “vacío” como la
ausencia de aspectos “perfectos ” o exactos.
La Luna se mueve a mayor velocidad que el resto de los astros y por tanto, es ésta la que va formando aspectos con los demás planetas. Esto se conoce como “aplicación”: el planeta más veloz es el que “aplica”, es decir: el que forma el aspecto acercándose al punto de perfección (y del mismo modo lo deshace alejándose). De ahí viene lo de aspectos “aplicativos” y “separativos”: los aplicativos son los que se están formando y los separativos los que se deshacen. La perfección es el punto (o momento) justo entre la aplicación y la separación: los grados exactos que correspondan al aspecto en cuestión.
¿Qué tipo de aspectos consideramos aquí? Los aspectos mayores denominados “ptolemaicos”, que son los que se usan en astrología tradicional y corresponden a los lados del hexágono (sextil de 60º), del cuadrado (cuadratura de 90º), del triángulo (trígono de 120º) y el diámetro del círculo (la oposición de 180º). La conjunción (0º) aunque estrictamente hablando no es un aspecto, también se incluye en este caso. El resto de aspectos menores modernos no se tienen en cuenta: 30º, 45º, 135º, 150º, etc.
¿Y cuáles son los planetas a los que la Luna tiene que aplicar? Los del septenario clásico: Mercurio, Venus, Sol, Marte, Júpiter y Saturno. Otros planetas u asteroides, nodos, partes o puntos se ignoran.
Por tanto, entendemos como “Vacío de Curso lunar”: un espacio (o periodo) en el que la Luna no va a completar conjunciones u otros aspectos mayores con ningún planeta visible.
La Luna
Ahora
bien, siendo el vacío de curso contemplado en teoría para cualquier
planeta ¿Por qué es más tenido en cuenta, en la práctica, el
vacío de curso concretamente lunar que el del resto de los astros?
Hay
dos razones primordiales que hacen que la Luna cobre un papel
esencial, especialmente en las cartas horarias4 y
electivas:
1.
Es el astro más rápido moviéndose por los signos zodiacales,
llegando a formar o perfeccionar5 aspectos con todos los
demás en menos de una semana. Por tanto, tiene un papel dinamizador
y regulador del fluir del mar de los acontecimientos.
2. Al hallarse más próxima6 a la Tierra que el resto de astros, incide directamente en el plano más denso, adquiriendo así una función formativa y materializadora.
Por tanto, la Luna, por medio de sus conjunciones y aspectos en su veloz ciclo, va activando y movilizando a los demás planetas, permitiéndoles la realización de sus naturalezas intrínsecas a través de la manifestación en el reino material. Y la técnica que nos permite determinar si la luna se halla a su vez “activa” y por tanto capacitada para “activar” al resto de los planetas, es precisamente la observación de su curso lunar: un vacío de este curso lunar nos indica una luna “inactiva” y por tanto incapacitada para “animar” a los otros astros.
Dos versiones del curso lunar
En cuanto al periodo o trayecto del curso lunar, existen dos versiones principales con algunas variantes que podemos encontrar en los textos antiguos:
1. En la versión helenística (que es la más antigua y prácticamente desconocida para la astrología moderna) el curso de vacuidad lunar comprende de 30º a partir de la posición lunar7, sin tener en cuenta las fronteras entre signos. Por ejemplo, si tenemos la Luna a 20º de Acuario: no tiene que formar ningún aspecto exacto hasta que llegue a 20º de Piscis.
Observación: con este modelo va a ser bastante raro encontrarse con la luna fuera de curso, ya que se tiene que dar la circunstancia de que el resto de planetas se encuentren concentrados en porciones zodiacales que no pueden formar aspecto con esos 30º, lo que les deja un margen de 120º repartidos en 4 zonas de “aversión” (o inconexas) de 30º cada una8: una distribución bastante peculiar.
En la figura superior, para que hubiera vacío de curso el resto de los planetas habrían de ubicarse en las zonas de exclusión grises ya que éstas no forman aspectos ptolemaicos con el curso lunar.
Este esquema se puede extrapolar fácilmente para cualquier otro grado zodiacal. Basta con trazar 12 casas iguales de 30º a partir de la posición lunar: las zonas grises de aversión corresponderán a las casas 2ª-8ª y 6ª-12ª.
Existe también una variante helenística que sólo considera la ausencia de conjunción y aspectos durante el recorrido lunar en un día más una noche9 (13º, la media del curso lunar diario). Aquí los límites entre signos tampoco se toman en cuenta.
2, La versión medieval (que es la que ha perdurado hasta hoy
usándose normalmente en la astrología horaria) atiende al signo
lunar en lugar de a un número de grados.
La regla es: la luna no tiene que formar aspectos exactos mientras acaba su curso (recorrido) en el signo en que se encuentra. En el ejemplo anterior, si está a 20º de Acuario: el lapso va a ser de 20º de Acuario a 0º de Piscis. Y si estuviera a 25º de Acuario, pues sería de 25º de Acuario a 0º de Piscis. Es decir, que la frontera entre signos, en este caso Acuario-Piscis, actúa como límite para el vacío de curso.
Observación: este modelo si que permite que la luna se encuentre fuera de curso con relativa facilidad, dependiendo proporcionalmente de lo próxima que se encuentre hacia el final de un signo. Como se cuentan los grados que tiene que recorrer hasta que entre en el signo siguiente, está claro que cuantos menos grados la probabilidad de formar aspecto será menor. Por ejemplo, si la Luna está a 10º de un signo, tiene un curso de 20º para formar aspectos pero si estuviese a 27º le restarían tan sólo 3º, dando una probabilidad mucho mayor de no formar aspectos.
Un ejercicio práctico
En el siguiente gráfico se muestra a la Luna a 20º de Aries. Se trata de averiguar si se halla vacía de curso o no.
En la versión medieval, para que un planeta pueda “romper” el vacío de curso lunar tiene que cumplir estas dos condiciones:
1,
Hallarse en grados superiores a los de la Luna (en una escala de 0º
a 30º).
2, Ocupar un signo que no esté en aversión al signo lunar.
Para comprobar la primera condición es muy útil hacerse una representación mental o construir un gráfico con una barra de grados como el siguiente:
La barra nos muestra la ubicación de todos los planetas en su respectivo signo zodiacal en una escala de 0º a 30º (30º equivale a 0º del siguiente signo: la frontera del vacío de curso). El sentido del movimiento directo zodiacal es de izquierda a derecha. La zona del curso será, pues, la situada a la derecha de la Luna, aumentando en número de grados. En el gráfico está indicada por la flecha roja, que simboliza el tramo que tiene que recorrer la Luna antes de abandonar el signo en que se encuentra. Se trata de ver, entonces, si hay algún planeta en dicho tramo: que representará el contacto, bien sea por conjunción o por aspecto.
De
este modo podemos ver muy fácilmente que efectivamente hay un
planeta que cumple con la primera condición. La Luna está a 20º y
el Sol a 23º: tiene por tanto una posición superior en grados,
encontrándose a la derecha de ésta. El resto de planetas cuenta con
un número menor de grados, situados a la izquierda de la Luna, por
lo que ésta ya no puede perfeccionar aspectos con ellos antes de
abandonar el signo.
Veamos
si el Sol cumple además la segunda condición. Si la Luna está en
Aries y el Sol está en Virgo, no pueden formar aspecto ya que se
hallan en signos aversos o inconexos. En el gráfico, los signos en
aversión a Aries están señalados como zonas grises. Por tanto el
Sol no cumple la segunda condición y la Luna se halla fuera de
curso, según la versión medieval: es decir, en los 10ª que le
quedan por recorrer del signo Aries, no va a formar ningún aspecto
exacto.
¿Qué ocurriría en la versión helenística? La Luna entraría en el siguiente signo sin haber completado ningún aspecto, pero aún le restarían por recorrer 20º más para culminar los 30º desde su posición anterior. Se trata de observar en la barra si se va a encontrar con algún planeta durante ese recorrido; y obviamente, menos el Sol, el resto de planetas situados a la izquierda de la Luna, inferiores en grados a ésta, podrían ser candidatos.
El siguiente paso es establecer las zonas de aversión desde la posición lunar, como indica el gráfico inferior: los planetas situados en los espacios grises no pueden formar aspecto con la Luna. Esto nos excluye a Venus, Mercurio y Júpiter. Sin embargo vemos que efectivamente la Luna se va a encontrar con los trígonos de Saturno y Marte dentro del rango de grados establecido. Por lo tanto, de acuerdo a la astrología helenística: no hay vacío de curso lunar.
Interpretación
¿Qué
significa la Luna vacía de curso? Se interpreta de forma diferente
dependiendo de si se trata de una carta natal o una carta horaria o
electiva. Principalmente se considera en estos dos últimos casos.
Básicamente
significa una falta de movimiento, cambio o realización sobre
aquello que estamos consultando. Vendría a ser algo así como un
curso escolar sin clases, sin alumnos, o sin la interacción de éstos
con los profesores: un curso sin actividad.
A pesar de que en algunos textos clásicos10 venga este concepto asociado a debilidad o aflicción lunar, no quiere decir que sea una circunstancia intrínsecamente negativa. Hay que entender bien el contexto. Cuando estamos preguntando en astrología horaria, normalmente queremos saber si algo se va a realizar o no: la Luna vacía de curso contribuiría a una respuesta negativa y esto se entendería como aflicción ya que la luna no podría materializar aquello por lo que estamos inquiriendo.
Por
ejemplo, si en una carta horaria preguntamos por un encuentro,
relación, actividad, evento, situación, etc. Una Luna fuera de
curso nos está indicando que no se va a dar, ya que si no hay
aspectos: no hay acción. Sería, por tanto, una respuesta negativa.
O si estamos mirando una carta electiva para la apertura de un
negocio y la Luna está fuera de curso: apunta a falta de actividad,
no hay ventas, no entran clientes, no hay pedidos, etc. Lo cual sería
muy dificultoso para la empresa.
Sin
embargo, la Luna vacía de curso puede ser incluso acertado en
aquellas situaciones en las que expresamente no demandemos actividad,
variaciones, o influencias externas, y en cambio busquemos
estabilidad, ausencia de interferencias o sorpresas (buenas o malas),
reposo o aislamiento. Por ejemplo, para concentrarse en una cosa sin
distracciones: estudiar, meditar o pasar unos días de vacaciones en
plan tranquilo.
Resulta
más o menos irrelevante en el tipo de circunstancias que no
requieran de una realización concreta o un flujo dinámico
determinado. Entonces, más que una cuestión de aplicar recetas
fijas, la clave está en determinar la idoneidad de un flujo,
movimiento, conexión, interferencia, o por el contrario, la ausencia
de actividad o eventos concretos.
Por
ejemplo: si hago una carta horaria para consultar acerca de la compra
de un objeto; la Luna en curso indicaría la realización de la
compra en sí, mientras que el vacío lunar sería la ausencia del
evento (la compra). No obstante, si el día de la transacción, en la
carta electiva o del evento, la Luna estuviere vacía de curso, esto
no señala un impedimento en sí a la acción del mismo. En todo caso
puede indicar una falta de dinámica posterior, que puede convenir o
no en función de la finalidad que buscamos. Si pretendemos realizar
una actividad con él: exhibirlo, alquilarlo, re-venderlo, especular,
etc. pues sí que puede interesar que la Luna no esté vacía de
curso. Pero en el caso de querer conservarlo sin cambios, el vacío
de curso resultaría más conveniente.
Conclusión
La
imagen para el vacío de curso lunar sería un mar en absoluta calma:
en el que no hay corrientes que permiten la navegación pero tampoco
hay tempestades que hagan zozobrar la embarcación. Al fin y al cabo,
el vacío del curso lunar impide de contactos favorables con otros
planetas pero también previene los negativos, permitiendo un estado
de calma o reposo, que puede resultar desastroso, inocuo o muy
positivo según el caso. Ahora bien ¿es una calma posterior a un
naufragio o la tranquilidad previa a la tormenta? ¿Es una
inactividad placentera o angustiosa? Las respuestas a estas preguntas
las obtendremos a través de las regencias, recepciones y
aplicaciones lunares.
La interpretación del vacío de curso lunar no se circunscribe al hecho en sí aislado, sino que también habremos de observar la situación lunar en cuanto a dignidad: no es lo mismo la Luna vacía de curso en su signo de Cáncer (domicilio) que en el signo contrario de Capricornio (exilio). La última aplicación de la Luna es muy importante aquí para determinar la cualidad del vacío: ¿fue con un “málefico” o un “benéfico”? Es también útil ver la posición del regente lunar y sobre todo si hay “recepción”. Tampoco habría que perder de vista a qué planeta va a ser la próxima aplicación lunar (cuando la luna cambie de signo, si estamos usando la versión medieval): si el próximo planeta al que la Luna aplica tiene alguna dignidad en la zona del vacío de curso11, se considera favorable.
Frawley12 advierte de que el vacío de curso lunar “no es siempre la respuesta final” y la considera como “testimonio menor” a menos que “la Luna tenga un papel específico en el drama”.
Cabe añadir, por último, en consonancia con la advertencia de Frawley: que una sola técnica o testimonio, tal cual, no permite llegar a conclusiones directamente sin considerar el resto de reglas y observaciones pertinentes. No se trata de simplemente ver si la Luna esta vacía de curso o no, para solamente con eso decidir o establecer nada. Es algo que como el resto de técnicas astrológicas tiene su importancia, incluso determinante llegado el caso, pero que debe ser estudiada dentro del conjunto y no de forma aislada del resto.
Paris a.m.g. / septiembre 2019
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Notas y referencias:
1
DRAE, Diccionario de la Real Academia Española.
2
El aspecto perfecto es la distancia exacta entre dos astros, con un
orbe de 0º. Es decir: 120º para el trígono y no 119º o 121º.
3
Al Biruni, “Book of Instructions in the Elements of the Art of
Astrology” 504.
4
La Luna es co-significadora del consultante en la carta horaria (a
menos que sea significador principal).
5
En astrología horaria, el cumplimiento de la acción viene
dado por la perfección de los aspectos, sobre todo lunares y de los
significadores en cuestión.
6 En el orden clásico de las esferas planetarias, la primera (más próxima a la Tierra) pertenece a la Luna.
7 Porphyry “Introduction to the Tetrabiblos” citado por Chris Brennan, “Hellenistic Astrology: The Study of Fate and Fortune” p304.
8 Esta observación se debe a Benjamin N Dykes,
“Introductions to Traditional Astrology”.
9
Antíoco de Atenas, citado por Eduardo Gramaglia, “Astrología
Hermética” p188.
10
Bonatti's 146 Considerations.
11 Abu Ma'shar, “On the Revolutions of the Years of Nativities”.
12
John Frawley, “Manual de Astrología Horaria”.
* Gráficos obtenidos del software free PlanetDance de Jean Cremers
Aphesis y Oxygène: la Liberación Zodiacal de Jean-Michel Jarre
Secuencias Zodiacales
Liberación Zodiacal es una técnica astrológica muy antigua utilizada durante el periodo helenístico que floreció en diversas culturas al borde del Mediterráneo entre los siglos s.II a.C y s.VI d.C. Ésta, junto con las profecciones anuales, decenios, cuartos de la Luna y otras, formaban el sistema predictivo helenístico para establecer los Cronocratores o Señores del Tiempo (del ingl. "Time Lords").
Un "Señor del Tiempo" es un planeta "activado" por un determinado lapso temporal formado dentro de una rueda cíclica, que puede incluir otras más pequeñas en su interior: es una idea parecida a la de la teoría de los armónicos que se fundamenta en zodiacos contenidos en otros, pero aplicándose sobre el factor tiempo. De tal manera tenemos que un periodo atribuido a un planeta o signo particular, a su vez se subdivide en fracciones de tiempo que representan a los otros planetas o signos y así sucesivamente.
* Tabla obtenida del software free ARMON de Miguel García
Dichas ruedas o ciclos constituyen formas de estructurar el tiempo que nos son muy extrañas hoy en día. Tal vez el cambio de mentalidad es lo que haya permitido, más que otra cosa, el olvido de todos estos conocimientos en el transcurso de la historia, hasta que en 1993 se empezaron a traducir (por Robert Schmidt, Robert Hand, Robert Zoller en Project Hindsight) directamente del griego y del latín algunas obras que habían permanecido ocultas en colecciones privadas o bibliotecas religiosas. De este modo a finales del pasado s. XX los vestigios de conocimientos astrológicos relativos al periodo helenístico, volvieron a ver la luz después de muchos siglos.
El origen de la Liberación Zodiacal es fundamentalmente la Antología de Vettius Valens, (astrólogo helenístico del siglo II d.C. contemporáneo del célebre Claudio Ptolomeo) el cual a su vez se refiere a un tal Abraham como fuente. El término moderno, "Liberación Zodiacal" (del ing. "Zodiacal Releasing") es el recomendado por Robert Smidch (traductor de dicha antología) quien asegura que "releasing" es la equivalencia adecuada para el vocablo original "aphesis" usado por Valens de manera genérica. Este término "Aphesis" fue adoptado por los árabes como "Tasyir" y posteriormente latinizado como "Attazir" (de ahí el "atacir" contemporáneo), por lo que nos lo podemos encontrar en muchos textos tanto medievales como modernos usado indiscriminadamente para diferentes tipos de direcciones.
En la liberación zodiacal el tiempo se ordena de acuerdo a la siguiente correspondencia entre planetas y valores (anuales) que también era normalmente empleada en otras técnicas predictivas por los astrólogos helenísticos.
Aquí concretamente es el periodo menor el que nos interesa. Las cantidades que a primera vista, como tantas otras cosas de la astrología tradicional, pueden parecer arbitrarias: no lo son, sino que se establecen en base a varios ciclos astronómicos y en la relación con el número total de grados atribuidos de acuerdo a un antiguo sistema de regencias (los términos).
Los signos zodiacales adquieren los valores de sus regentes respectivos según el sistema tradicional del septenario (en el que obviamente los planetas transaturninos quedan excluidos). Hay una variación en los signos de Saturno (Capricornio y Acuario) justificada por Valens en base a la oposición a los signos de las luminarias y sus respectivos valores en los periodos grandes. La equivalencia queda tal y como se muestra en la tabla de abajo.
Aquí se usa el sistema egipcio para el calendario con años de 360 días y meses de 30 días. Estamos tratando pues con años y meses egipcios y no con gregorianos. Esta técnica tiene una profundidad de hasta cuatro niveles de subdivisiones. En el primer nivel obtenemos los “años” de 360 días. En el segundo nivel contamos con “meses” de 30 días. En el tercer nivel, “semanas” de 2.5 días. Y en el cuarto nivel “días” de 4 horas. De tal manera que cada uno de estos niveles se fracciona a su vez en unidades más pequeñas como he comentado al principio.
El sistema de casas idóneo es el original helenístico en el que cada signo completo es un "lugar" (del gr. "topoi") empezando a contar desde el signo del Horoskopos (AS). De manera que en el tema de Jarre todo el signo del AS (Leo) será el primer lugar, el siguiente signo (Virgo) el segundo lugar, y así sucesivamente. Recordemos que en el sistema helenístico se distinguen casas (oikos) referidas a los signos como domicilios de sus respectivos regentes planetarios y lugares (topos) que son los mismos signos contados desde el Horoskopos y es lo en la época medieval se confundió como las "casas" que hoy conocemos. El sistema de casas helenístico es hoy conocido como casas de signo completo o de signos enteros.
Valens solamente considera dos puntos de "lanzamiento" o liberación que emplea para usos distintos: La Parte o Lote (del ing. "Lot") de la Fortuna y la del Espíritu. Estas son las respectivas distancias desde el Sol a la Luna a partir del AS o desde la Luna al Sol a partir del AS en longitud eclíptica, cuya expresión algebraica es: Fortuna = ASC + Luna - Sol y Espíritu= ASC + Sol - Luna. Ambas, por supuesto, se calculan a la manera original helenística que invierte las fórmulas respectivas en los nacimientos nocturnos. La Parte de la Fortuna marca el inicio de la Liberación Zodiacal para determinar fases relativas a la salud y vitalidad, mientras que la del Espíritu indica las diversas etapas de desarrollo intelectual o actividad profesional.
La Liberación Zodiacal de Jean-Michel Jarre
A continuación mostraré una aplicación que se me ha ocurrido la LZ, a nivel muy elemental con fines modestamente didácticos a falta de mayores pretensiones: ni mucho menos voy a abordar el procedimiento con toda la profundidad y sutileza que detalla Valens en su Antología. Hay que tener presente que aunque el cálculo de la LZ es sencillo, la interpretación es más complicada y sólo adquiere pleno sentido en el contexto del sistema helenístico.
Mi idea es muy simple: en lugar de analizar la carrera en sí, consiste en tomar la obra completa de un artista y dividirla de acuerdo a los periodos generales de la LZ para ver si tiene o no sentido desde el punto de vista de un seguidor del mismo. Aunque es difícil ver rasgos cualitativos definidos en periodos tan grandes se trata de apreciar cierto fondo general. Para ello atenderemos solamente a los dos niveles principales de la LZ (años y meses).
He elegido al célebre músico compositor francés Jean-Michel Jarre, porque conozco bastante bien su discografía y ésta es lo suficientemente dilatada en el tiempo como para permitir una estructuración de acuerdo al ciclo largo de la Liberación Zodiacal.
Los datos natales de Jarre han sido publicados en Internet a través de la base de datos de astro.com y aquí sólo nos ceñimos a aspectos generales de la vida pública del artista y su obra, respetando su intimidad y privacidad, ya que no tenemos un permiso expreso del propio Jarre para comentar su vida en un trasfondo personal.
http://www.astro.com/astro-databank/Jarre,_Jean-Michel
La hora natal tiene una clasificación de AA (muy precisa) de acuerdo al sistema Rodden Rating.
http://www.astro.com/astro-databank/Help:RR
* Representación de la carta astral de Jarre al estilo helenístico con el programa Valens.
La técnica de la LZ soporta hasta un retraso de 14min en este caso, porque la variación del AS influye sensiblemente en la ubicación de la Parte del Espíritu, que marca el signo inicial (Piscis). Por tanto con 15min después, ya tendríamos que partir desde otro signo (Aries) con un resultado totalmente distinto. A falta de una relación de hechos personales para proceder a una "rectificación" he de confiar aquí en la exactitud de la hora ofrecida.
A continuación se distribuye su discografía principal (excluyendo algunas reediciones, recopilatorios y rarezas), siendo las tres etapas que corresponden a Tauro, Géminis y Cáncer las principales que capten nuestra atención.
Siguiendo las orientaciones de Valens, empezamos a lanzar la LZ desde el signo correspondiente a la Parte del Espíritu (Piscis), ya que lo que aquí nos interesa es la carrera profesional del artista.
PISCIS: se inicia en el momento natal.
ARIES: comienza el 22/6/1960 y dura 15 años egipcios (5.400 días).
En el periodo correspondiente a ARIES, Jarre lógicamente es muy joven y al final llega a producir tres discos sin mayor trascendencia. Lo más destacable de esta etapa es que dado que en Aries se encuentra el Mc es ahí cuando Jarre empieza a desarrollar su vocación como músico aunque ya comenzara a tomar clases de piano durante el periodo anterior pisciano a la edad de cinco años.
TAURO: se inicia el 5/4/1975 y tiene una duración de 2880 días que son 8 años egipcios.
Oxygène (1976), Equinoxe (1978), Magnetic Fields (1981), The Concerts in China (1982)
En el periodo TAURO, es cuando produce su trilogía principal que lo consagra como un genio de la música electronica y artista mundialmente reconocido. Aquí es cuando su carrera despega.
Jarre se convierte en un mago en la cúspide de su poder creativo, que elabora sus hechizos más sublimes con antiguas bestias de la síntesis analógica, tales como el sintetizador monofónico modular analógico ARP 2600 o el sinte portátil analógico E.M.S VCS 3 entre otros. Oxygene, fue como un proceso alquímico alucinante, donde logró extraer en su laboratorio, a partir de los chirridos ásperos y estridentes de tales dinosaurios musicales, unos sonidos tan dulces en medio de un mar de efectos envolventes, atmósferas musicales extrañas y delicadas que te elevan remitiéndote a lo cósmico, en una pura poesía musical.
Estos tres discos: Oxygene, Equinoxe y Les Chants Megnétiques constituyen su etapa más venusina: "orgánica", estable, homogenea, consistente y bella, coronada con unos maravillosos conciertos en China en donde fusionó algunos temas de estos tres discos con otras composiciones en tono oriental especialmente compuestas para el evento.
Lo del carácter "orgánico" de su música es algo en lo que insiste el propio artista con palabras textuales:
"Cuando empecé, antes de grabar Oxygène, siempre tuve la idea de que me gustaría sentirme envuelto en música electrónica. Siempre, porque yo tengo ese concepto orgánico, sensual y casi sexual de la música. Ésta transmite emociones a través de sonidos que afectan mi cuerpo, mis huesos, mi estómago...".
El signo de Tauro constituye a su vez el décimo lugar desde el Horóskopos, por lo que se vincula perfectamente con la actividad y desarrollo profesiónal: es un lugar angular.
¿Por qué no despego la carrera de Jarre durante el periodo de Aries tal y como lo hizo después? Marte, regente de la Luna conjunta al MC está en caída y en casa cadente opuesto al MC. El co-almuten y planeta que se exalta en el signo de Marte (Libra) es Saturno y se encuentra exiliado en Leo. Esta posición parece apuntar más a un obstáculo al éxito profesional o una pérdida del mismo, sin embargo hemos de considerar las condiciones atenuantes según el sistema helenístico. Es un nacimiento nocturno, luego la acción negativa de Marte se halla mitigada mientras que disposición favorable de Venus es aumentada. Venus rige a Marte en Libra, no sólo por domicilio sino también por límite egipcio (término) y además se halla en una posición en la que "mira" a Marte porque se encuentran en signos que forman un cuadrado (cuadratura Cáncer-Libra). Es una recepción: Marte se encuentra "recibido" por Venus: aunque el aspecto que forma sea de cuadratura se considera favorable en este contexto. Además está en sextil con Júpiter en su propio domicilio (Sagitario) conjunto a la Fortuna. Es decir, que se encuentra en buenas relaciones con los dos planetas más benéficos (Venus y Júpiter). Además está conjunto a la estrella Spica y conjunto al FC uno de los ángulos del cielo, por lo que la posición de Marte mantiene un grado destacado en cuanto a dignidad (accidental). Esto hace que la caída de Marte aunque conlleve un nivel importante de obstáculos no sea desastrosa y pueda resultar positivamente aprovechable. Sin embargo la creatividad plena de Jarre, que le condujo al éxito, no logró liberarse hasta deshacerse del dominio de Marte para entrar en el de Venus.
Jarre grabo Oxygene durante agosto-noviembre de 1976 para publicarlo en diciembre del mismo año. En ese momento la LZ en el nivel 1 estaba en Tauro, sin embargo en el nivel 2 activaba a Géminis y por tanto a Urano y Mercurio (Urano en la carta de Jarre está en el signo de Géminis, por lo que según esta técnica es durante el periodo de tal signo cuando se encuentra especialmente activado en ese contexto). Este signo es también importante, por hallarse opuesto a la Fortuna (en conjunción a Júpiter), lo que según Valens marca un pico en la trayectoria de la LZ. Además Mercurio, el regente de Géminis está fuerte en Virgo, en aversión a Marte y a Saturno (los maléficos), en sextil a Venus por grado (dándose una recepción mutua por términos egipcios) y configurándose en cuadratura por signo con Fortuna-Júpiter siendo el regente del término (egipcio). Es curioso que Mercurio además aquí rige los términos de las luminarias.
Ejemplo de esta etapa en youtube: Oxygene part IV Haga clic aquí
GEMINIS: Se inicia el 22/2/1983 y dura 7200 días que son 20 años egipcios.
Zoolook (1984), Rendez-Vous (1986), In Concert Houston-Lyon (1987), Revolutions (1988), Waiting For Cousteau (1990), Chronologie (1993), Jarre Hong-Kong (1994), Oxygene 7-13 (1997, renombrado como Oxygene 2 en 2016), Métamorphoses (2000)
La etapa GEMINIS es más larga y variada. Se inaugura con Zoolook, un album rompedor, que es uno de los discos más extraños y experimentales de toda su carrera. Aquí Jarre emplearía una entonces novedosa técnica del sampling para muestrear voces en 24 idiomas y mezclarlas con instrumentos tanto electrónicos como tradicionales. En Zoolook, las voces hablan, cantan, y hacen ritmos ganando el protagonismo como rindiendo honor al dios Mercurio que presidirá esta nueva fase musical. Luego le seguirá otro mítico disco: Rendez-Vouz que tampoco tendría que ver nada con lo anterior. Y después, Revolutions: que supuso otro cambio, otro estilo completamente diferente.
Vemos que esta este periodo es mucho más inestable que el de Tauro: en general los sonidos ya no son tan orgánicos sino que tienden a lo digital e industrial, las percusiones cobran protagonismo, la música es más pegadiza y dinámica, incluso bailable, con numerosas variaciones. La estructura interna de los discos tampoco es tan coherente: hay piezas más cortas o inconexas. Hace también una "extensión" de su mítico Oxygene editando otro disco en el que añade más partes de inspiración y sonido similar aunque con un estilo más moderno. Se suceden grandes conciertos multitudinarios en fastuosos espectáculos con el fondo de edificios donde son proyectadas imágenes y figuras de luz, en los que Jarre toca con todo tipo de músicos, orquestas y coros, llegando desde hacer melodías con rayos de luz láser hasta interaccionar con marionetas gigantes. Estos eventos culminarán con un concierto de carácter épico "The Twelve Dreams of the Sun", celebrado ante las pirámides de Giza durante la noche de fin de año de 1999.
Un resumen perfecto para esta etapa podría ser el cocierto Paris-La Defense (1990) Haga clic aquí
CÁNCER: (inconclusa). Desde el 9/11/2002 hasta 1/7/2027 (Leo) con una duración de 9000 días, 25 años egipcios.
Sessions 2000 (2002), Geometry Of Love' (2003), AERO (2004), Téo & Téa (2007), Oxygene: New Master Recording (2007), Electronica 1: The Time Machine (2015), Electronica 2: The Heart of Noise (2016), Oxygene 3 (2016), Equinoxe Infinity (2018).
La etapa CÁNCER, en la que ahora se encuentra se inaugura con SESSIONS 2000. Es un disco que abre una brecha considerable respecto a las obras anteriores: un trabajo más modesto donde fusiona música ambiental electrónica con toques melódicos de jazz, ideal para entornos intimistas. Todo lo contrario de lo que venía haciendo anteriormente. Le seguirá "Geometry of Love" en concordancia con esta línea y luego una serie de reediciones, recopilaciones y colaboraciones con otros artistas.
Aquí tenemos a un Jarre más "lunar", que se deja arrastrar totalmente por la moda y tendencias en un afán de agradar y conectar con un público joven (recordemos que Jarre tiene a Venus en este signo). La consecuencia es la pérdida de originalidad y calidad musical, llegando a componer las obras más flojas de su carrera (Teo & Tea) y menos inspiradas. El número de conciertos se incrementa notablemente durante este periodo y siguen siendo todo un espectáculo de luz y sonido, pero en lugares más reducidos, incluso cerrados, y con menos músicos o incluso solo, como buscando un contacto más cercano con el público. En las colaboraciones de "Electrónica" Jarre por vez primera se verá desplazado de su central protagonismo (de un AS leonino) para mantenerse en un discreto segundo plano junto a un elenco internacional de artistas. Hay un fuerte rebrote nostálgico que se manifiesta en la re-grabación de Oxygene (que tocará íntegro más algunas variaciones en multiples conciertos), también en el recopilatorio con temas anteriores a Oxyene y el lanzamiento de Oxygene 3 (aunque ya tenga poco o nada que ver con el original). Aunque el músico está realizando un considerable esfuerzo en la actualidad (escribo esto tras ver una retransmisión en directo de su último concierto en Liébana-2017) por aportar material nuevo, la sensación que me produce es que constantemente “mira” hacia su pasado sin crear nada original que llame especialmente la atención como en sus anteriores etapas (Tauro y Géminis).
(Nota de junio de 2019: he añadido el último disco "Equinoxe Infinity (2018)" que confirma la tendencia del artista de revisar y reciclar sus primeras obras).
Un ejemplo de Oxygene, Pt.
17 Haga clic aquí
Equinoxe Infinity (Making of) Haga clic aquí
Esta división de las etapas (en la que creo que muchos fans coincidirían) resulta muy sorprendente, prácticamente perfecta. The concerts in China y Methemorphoses marcan sendos finales en los que ya Jarre no volverá a ser el mismo musicalmente hablando.
Liberación de la atadura
Aquí hay que comentar una de las singularidades de la LZ, tal y como explica Valens. Se trata de la "Liberación de la atadura" (del ing. “Loosing of the Bond”). Ésta se produce dentro de algunos ciclos grandes, en las subdivisiones del segundo nivel y consiste en saltar al signo opuesto cada vez que se va a repetir el signo con el que empezó la secuencia.
En el caso de Jarre, lo tenemos dentro del periodo de Géminis, dividido a su vez en subperiodos más pequeños de 20 meses (egipcios) en la segunda vuelta vemos que salta de Tauro directamente a Sagitario.
Cada vez que ocurre esto, según Valens acontece un cambio, crisis, o giro mayor en el destino. En el caso de Jarre lo que sucedió es que tras el lanzamiento de Metamorphoses, las relaciones con su amigo y editor Francis Dreyfus, fundador de Disques Dreyfus donde el músico había estado publicando hasta la fecha se tensaron. Y fue en 2001, durante el subperiodo de Sagitario cuando Jarre propuso finiquitar su contrato y entregó los últimos masters para ser publicados bajo el sello Disques Dreyfus. (Uno de ellos: "Session 2000").
La próxima liberación se producirá en 2020 cuando en el subperiodo de Géminis salte a Capricornio (porque la etapa Cáncer empieza con un subperiodo Cáncer que no se puede repetir). Según ésto a partir de tal fecha podría darse un cambio notable en la carrera del músico.
Esto es sólo una ínfima muestra de la maravilla de la astrología, de
cómo un antiguo texto puede entrever asombrosamente, valiéndose de los
ciclos astrales, la trayectoria artística de uno de los más geniales
músicos de nuestra ultramodernidad. Jarre es todo maestro en las secuencias musicales electrónicas, y sus
obras se hallan clasificadas en una secuencia de orden cósmico, la
Liberación Zodiacal, técnica milenaria que nos ha llegado a través del legado
de otro maestro, Vettius Valens, de la astrología del siglo II,
Paris a.m.g.
* Gráficos y tablas obtenidos del software free PlanetDance de Jean Cremers
Paralelos y antiparalelos por declinación
Las posiciones de los planetas a lo largo de los signos zodiacales que vemos en una carta astral representan su ubicación respecto al círculo de la eclíptica, en sentido antihorario tomando como inicio el punto Vernal o Aries.
Es lo que se denomina longitud eclíptica porque pertenece al sistema de coordenadas celestes eclípticas. La otra coordenada ecliptica es la latitud eclíptica: el ángulo que forma el astro respecto a la ecliptica, que puede ser norte o sur. Por decirlo de una forma muy simple (y no del todo correcta): longitud sería izquierda-derecha, mientras que la latitud, arriba-abajo (de la eclíptica).
Recordemos que la eclíptica es la trayectoria aparente que va
trazando el Sol a lo largo del año observado desde la Tierra. Y se llama
así porque marca el plano donde se producen los eclipses.
En las cartas astrales siempre vemos la longitud eclíptica de los
astros y nunca la latitud. Las conjunciones y los aspectos se
refieren por tanto a la longitud eclíptica. Esto es como medir el espacio
sólo con una dimensión. Sin embargo hay otra forma de
representar las posiciones planetarias en una segunda dimensión: a
través de su declinación (Dec).
La declinación, junto con la ascensión recta o derecha, pertenece al sistema de coordenadas celestes ecuatoriales, en el que el plano del Ecuador Celeste
es la referencia. La ascensión recta (AR) nos dice dónde está un astro a
lo largo del Ecuador Celeste, a partir del punto Vernal, (de forma
análoga a la longitud eclíptica). La declinación (Dec) se refiere al
ángulo que forma el astro con el Ecuador Celeste, norte (+) o sur (-).
De nuevo simplificando, la AR sería la situación izquierda-derecha,
mientras que la Dec arriba-abajo, pero esta vez del Ecuador Celeste.
Recordemos que el Ecuador Celeste es el círculo máximo en el
mismo plano que el Ecuador de la Tierra, proyectado sobre la Esfera
Celeste.
Vemos que la longitud ecliptica es equivalente a la ascensión recta mientras que la latitud eclíptica lo es a la declinación, en sus marcos de referencia respectivos: Eclíptica y Ecuador Celeste.
La Eclíptica presenta una inclinación de 23° 27' respecto al
Ecuador Celeste debido a la inclinación del eje de rotación de la Tierra
que no es perfectamente perpendicular al plano eclíptico.
Por supuesto, ambos sistemas de coordenadas, el eclíptico y el ecuatorial son geocéntricos:
que quiere decir que representan las posiciones de los astros vistas
desde el observador situado en la Tierra (en lugar de ser
heliocéntricas: ubicando al Sol en la posición central).
Se dice que dos astros se hallan en paralelo cuando forman el mismo ángulo con el Ecuador Celeste, es decir: cuando tienen la misma declinación norte o sur. Si la declinación de los dos astros es similar pero la de uno es norte y la del otro es sur, entonces están en antiparalelo o contraparalelo, es decir: con declinaciones opuestas.
Aunque técnicamente no sean aspectos (como los eclípticos) se conoce a estas posiciones como aspectos ecuatoriales o aspectos por declinación.
Al paralelo se le suele dar un sentido similar al de la conjunción, mientras que al antiparalelo se le identifica con la oposición. Y como tales posiciones son referidas al Ecuador Celeste que es una proyección del ecuador de la Tierra sus significados son "terrestres", es decir, que tienden a una manifestación en la realidad objetiva en forma de hechos concretos.
Generalmente se admite 1º o 1.5º de orbe para ambas posiciones aunque también se practican variaciones sutiles de orbe según el grado de declinación.
El glifo representativo consta de dos líneas verticales paralelas, en el caso del paralelo y de las dichas líneas cruzadas por otra horizontal para el antiparalelo.
¿Cómo comprobar si dos planetas se hallan en estas posiciones de aspecto por declinación? Hay que mirarlo en las correspondientes efemérides o software.
También es recomendable examinar las posiciones de paralelo y antiparalelo en los tránsitos y progresiones.
En conclusión: las posiciones de paralelo y antiparalelo añaden una nueva dimensión a las del radix, al introducir otra coordenada espacial, proporcionando valiosa información que nos pasaría desapercibida usando sólo aspectos basados en grados eclípticos, tanto en la carta natal como en tránsitos y progresiones.Paris a.m.g.
Diámetros aparentes de las luminarias
Voy a exponer una cuestión que suele ser pasada por alto en casi la totalidad de manuales astrológicos, y sin embargo, como veremos a continuación, puede tener interesantes implicaciones tanto teórico como prácticas en materia astrológica.
Al calcular una carta mediante software basado en efemérides modernas obtenemos una precisión de hasta centésimas de segundos de arco en las posiciones de los cuerpos celestes. Por ejemplo, en el momento de escribir este texto, la Luna está a 5°00'30.05" de Piscis.
Sin embargo, al salir afuera y mirar directamente el cielo, nos daremos cuenta de que los planetas vistos desde la Tierra son más como discos luminosos que puntos de 0,01". Esto se puede apreciar mejor en el caso de las Luminarias, cuyo diámetro del disco es de medio grado, aproximadamente.
(Llamamos «luminarias» al Sol y a la Luna por ser las «luces» principales del cielo).
En astronomía, el diámetro angular es el tamaño aparente del diámetro del disco de un cuerpo celeste, visto desde la Tierra, expresado en grados. Estos diámetros aparentes no son fijos sino que fluctúan ligeramente en función de la distancia de los astros respecto a la Tierra.
Las cifras que encontramos en Wikipedia para el diámetro angular de los planetas visibles son las siguientes:
Sol: de 31′31″ a 32′33″
Luna: de 29′20″ a 34′6″
Júpiter: de 29,80″ a 49,06″
Venus: de 9,67″ a 63,00″
Marte: de 3,50″ a 25,08″
Saturno: de 14,50″ a 19,92″
Mercurio: de 4,54″ a 13,02″
En la práctica los diámetros angulares de los planetas son muy pequeños, (el de Júpiter no llega a 1’). Pero el caso de las luminarias es distinto por dos razones. Primero porque casualmente ambos astros vistos desde la Tierra presentan un tamaño casi idéntico. Segundo porque dicho tamaño es de medio grado, lo que sí resulta algo considerable astrológicamente. Por lo tanto, vamos a prestar atención principalmente a las luminarias en este asunto.
Para apreciar lo grandes que son las distancias angulares vistas directamente en el cielo, podemos tomar la referencia de una luna llena: si juntamos dos lunas llenas cubrimos el espacio 1º, ya que el diámetro del disco lunar presenta un tamaño angular de 29’ a 34’.
La cuestión que surge a continuación es la que en ocasiones nos hemos preguntado: ¿Por qué si las luminarias tienen un tamaño aparente de 0.5º el software las sitúa en los signos zodiacales con muchísima más precisión?
En realidad, lo que ocurre es que tanto las efemérides como los programas tratan los planetas como si fuesen puntos y los ubican tomando como referencia el centro de su disco visible.
Vamos a imaginar que la circunferencia de la siguiente figura corresponde al disco solar o lunar visto desde la Tierra. Cada cuadro de la rejilla representa unos 5’ de arco (sólo aplicable en el caso de las luminarias).
Las efemérides marcan la posición del punto central «C», con la precisión de segundos o incluso centésimas de segundos. Sin embargo, el diámetro del astro abarca desde el punto A hasta el punto B: en total unos 30’ de arco (la mitad de un grado). Recordemos que estamos usando un valor medio de 30’ para el díámetro pero éste puede fluctuar, pudiendo llegar a 32’ o incluso 34’ en el caso de la Luna.
Ahora supongamos que las efemérides ubican «C» a 0º de cualquier signo. En realidad tendríamos a la mitad del circulo (15’) dentro de dicho signo y a la otra mitad en el anterior.
En la anterior figura, la parte del disco que va de A a C ha entrado dentro del signo (marcado en naranja) mientras que la otra mitad, de C a B permanece en el signo anterior (color verde). Sólo el disco está completamente en el signo nuevo a 0º15’. Del mismo modo hasta 29º45’ el disco está totalmente en el mismo signo pero a partir de ahí ya empieza a entrar en el siguiente.
Atendiendo a la observación directa podemos hablar de un proceso de transición para las luminarias de un grado al siguiente que va de xº45' a xº15', aproximadamente.
En la siguiente figura vemos que el punto A ha llegado a los 0º del siguiente signo cuando B está aún a 29º30’ del signo anterior. En las efemérides se reflejará la posición del punto C, a 29º45’.
Y a continuación podemos ver que cuando todo el disco ha cruzado ya al siguiente signo, situándose B a 0º, A ya está a 0º30’ y en las efemérides se anotará la posición del punto central, C, a 0º15’.
Implicaciones de los diámetros aparentes de las luminarias en la carta astral:
- Grados fronterizos. Una luminaria puede estar al final de un signo y al principio de otro al mismo tiempo. Sin embargo, la consideración del diámetro aparente de las luminarias nos puede ayudar a establecer con más convicción su posición en los casos dudosos, cuando éstas se hallan a 29º o 0º de un signo. Según lo visto anteriormente, aunque la luminaria esté por ejemplo a 29º40’ tenemos la seguridad de que ninguna parte del disco ha llegado aún al siguiente grado, por lo que no tienen sentido interpretaciones ambiguas. Y también, habiendo ya cruzado al siguiente grado, si ha rebasado la posición de 0º15’ (o 0º17’ en el caso de la Luna) sabemos que el disco completo ha superado la fase de transición al nuevo grado.
De forma análoga se pueden aplicar estas observaciones, no sólo para los cambios de signos, sino también para las transiciones entre términos, decanatos, dodekatemorias o grados individuales.
- Línea del horizonte. Una luminaria puede estar tanto sobre como bajo el horizonte a la vez. Si vemos la salida o puesta de cualquiera de las dos luminarias notamos que es un proceso que dura unos minutos y no una centésima de segundo, tal y como deducen algunos programas informáticos. Esto puede afectar al cálculo de Partes o Lots en nacimientos nocturnos, en los que hay que invertir las fórmulas de acuerdo a la tradición helenísitca.
- Orbes de aspectos exóticos y puntos medios. Algunos aspectos de los denominados «menores» se toman con orbes mucho más reducidos de 1º o menos. Lo mismo también sucede con las diversas configuraciones de puntos medios. Si tenemos en cuenta que el radio aparente de la luminaria mide 15’, esto ya supone un 25% del orbe que habría que incrementar respecto al punto central marcado en las efemérides.
- Tiempo de las direcciones. De acuerdo a la clave utilizada en diversas direcciones de 1º = 1 año hay 6 meses de orbe a lo largo del diámetro aparente de la luminaria, ya que ocupa 0,5º.
- Revolución solar y lunar. Aunque calculemos las revoluciones para el tiempo de superposición exacto entre los centros de los discos de ambas luminarias, los periodos de contacto son mucho mayores si se tiene en cuenta todo su diámetro aparente.
Conclusión:
Al practicar una astrología más basada en la observación del cielo, tal y como hacían los antiguos, en lugar de la observación de las pantallas de tablets y computadoras personales, cabría tener en cuenta este fenómeno para ir anotando el efecto de todas las consecuencias que se derivan de ello.
Paris a.m.g.
Orbes proporcionales para cúspides de las casas
Un planeta situado al final de una
casa pero muy cerca de la cúspide de la siguiente casa se considera como
si estuviese, de hecho, en la
casa próxima (se entiende que por hallarse en
conjunción a la cúspide). Por ejemplo, imaginemos que tenemos la cúspide
de la casa 3 a 28º de Aries y Júpiter se encuentra a 26º del mismo
signo; en tal caso, a efectos prácticos, tomamos a Júpiter en la casa 3 y
no en la 2 aunque se halla en una posición zodiacal anterior a la
cúspide.
Se establecen orbes de cierto número de grados para
las cúspides de las casas, operativos
no sólo para ubicar los planetas natales sino también para tránsitos.
Estos orbes se pueden variar de acuerdo a la cuadruplicidad de la casa
(angular, sucedente o cadente) tomando el máximo partido por los
ángulos. Por ejemplo, Charles Carter propone 10º para las cúspides de
casas angulares, 5º para las cadentes y un valor intermedio para las
sucedentes en su propio sistema de casas Poli-Ecuatorial (1).
En
astrología tradicional, la norma común es conceder un orbe general de 5
grados para todas las casas (2) aunque anteriormente se plantease para
los ángulos (3). Sin embargo esto choca con la idea clásica de que son
los planetas los que tienen su propio orbe y no los aspectos o las
cúspides. Otros autores como Stephen Arroyo han llegado a sugerir 6º de
orbe para todas las casas en el sistema de Koch (4).
Esta
regla, de otorgar 5 o 6 grados de orbe a las cúspides, puede parecer
adecuada en el sistema de casas iguales en el que cada casa tiene 30º,
pero nos genera un problema en los sistemas desiguales basados en
cuadrantes o
semi-arcos (Placidus, Koch, Topocéntrico, Alcabitius, etc...) ya
que esos 5º de
orbe pueden constituir la mitad de alguna casa en latitudes extremas,
resultando por tanto excesivos,
De manera que en los sistemas
de casas desiguales tenemos otra variable,
que es el tamaño de cada casa. Tomando como referencia un
sistema de casas iguales de 30º, 5º de orbe equivale al 16.67% de la
casa. Y aquí surge la pregunta ¿Qué ocurriría si mantuviésemos esa
misma
proporción en casas desiguales? El resultado lo podemos ver en la tabla
que presento a continuación. La idea es calcular una
serie de orbes proporcionales, para las cúspides de las casas, de
acuerdo al tamaño de las mismas.
Es muy sencilla de entender. En la columna de la izquierda tenemos
distintos valores correspondientes al tamaño de la casa en grados. En
las siete columnas adyacentes se calculan los orbes de acuerdo a las
proporciones de los grados marcados en la fila amarilla como referencia:
1º --- 3.33%
2º --- 6.67%
3º --- 10 %
4º --- 13.33 %
5º --- 16.67 %
6º --- 20 %
7º --- 23.33 %
Podemos elegir entre los valores de cualquiera de estas siete columnas a
conveniencia: de acuerdo a la importancia del planeta, su velocidad, o a
la cuadruplicidad de la casa.
Hay que precisar que aunque busquemos el orbe para la cúspide de la casa siguiente, el tamaño de la casa ha de corresponder a la precedente. De modo que si deseo obtener el orbe para la cúspide de 9, miraré en la primera columna el tamaño de la casa 8.
Resumiendo todo en un ejemplo. Supongamos que tenemos una casa 2 con un
tamaño de 37º y al final de la misma, cerca de la cúspide de la casa 3
hay algún planeta. Queremos determinar si tal planeta se puede incluir
en la 3 o sigue estando en la 2. Primero hemos de decidir qué orbe le
daríamos a la cúspide de la 3ª en casas iguales de 30º. Supongamos que
por ser Cadente acordamos 3º (si se tratara de una Luminaria podríamos
añadir algún grado extra). Entonces buscaríamos en la primera columna el
número 37 (tamaño de la casa 2) y de ahí, saltaríamos a la tercera
fila: 3º42'. Ese sería el orbe que le correspondería: vemos que aumenta
de 42' respecto a una casa de 30º porque se mantiene la proporción del
10% (indicado en la fila superior). Si en lugar de la casa 2, estamos
viendo la 3, podemos aumentar la proporción, ya que se trataría de un
ángulo (casa 4) y acudir a alguna de las columnas de la derecha.
Por supuesto, todo esto es totalmente teórico y al final la
elección de una u otra columna dependerá de muchos factores que pueden
ser, más o menos, subjetivos. Sin embargo me parece coherente tener en
cuenta las dimensiones domales a la hora de tomar este tipo de
decisiones y creo que la tabla puede ser de ayuda para experimentar de
forma organizada.
La tabla completa se puede descargar desde este link
ANEXO
Se me ha ocurrido una solución sencilla y más exacta que la anterior tabla, ya que estaremos basándonos en el propio cálculo del sistema de casas en cuestión grado-a-grado en lugar de casa por casa.
Se trata de tomar una tabla de casas o mediante la opción de "animar" la carta del software astrológico, y restarle al MC tantos grados como orbe vayamos a considerar (usualmente 5º).
Por ejemplo, en la siguiente carta el MC está a 23º15'Leo: al restarle 5º dejándolo a 18º15'Leo, las demás cúspides se recalculan automáticamente en tal proporción indicándonos los lugares exactos donde comienzan los orbes para cada casa. Podemos ir variando los grados a restar al MC según sea la casa angular, sucedente o cadente, si deseamos hacer tal distinción. El método es aplicable a cualquier sistema de casas.
El ascendente no se mueve a una velocidad constante sino que varía en
función ascensión del signo dependiendo de la latitud. Los signos de
corta ascensión tardan en ascender menos tiempo y producen casas más
largas. Los signos de larga ascensión tardan en ascender más tiempo y
producen casas más cortas.
Por esto pienso que es razonable
tomar el MC como referencia ya que su grado es la posición eclíptica de
la hora sideral
local expresada en términos de AR (ARMC, la Ascensión Recta del Medio
Cielo) para cualquier latitud. El MC avanza 1º en unos 3m56s, que es la
diferencia entre el día solar medio y el día sidéreo medio (23h56m4s).
Multiplicando 3m56s por los grados que deseemos para el orbe,
obtendremos la hora sideral a restar de la natal para recalcular las
cúspides de las casas. 19m40s para 5º.
Un truco para aplicar lo anterior de forma rápida es retrasar la fecha natal tantos días como grados
queramos haciendo clics en la opción de retroceder por días que suele
haber en muchos programas astrológicos. Por ejemplo, si queremos ver los
orbes de todas las cúspides correspondientes al sistema de casas que
tenemos seleccionado, hacemos 5 clics para retrasar 5 días la carta (con
la misma hora natal) y veremos que el Mc ha retrocedido aproximadamente
5º y las demás casas su proporción correspondiente.
Paris a.m.g.
Referencias
(1) Essays on the Foundations of Astrology. Charles E.O. Carter: Problems of the houses.
(2) The Rules of Chart Interpretation. (10). Rod Suskin.
(3) Guido Bonatti and His 146 Considerations (58).
http://www.renaissanceastrology.com/bonatti146considerations.html
(4) Astrology, Karma and Transformation: Inner Dimensions of the Birth Chart. Stephen Arroyo: Saturn: Its Nature & Cycles.
Añado una serie de artículos muy interesantes que recientemente ha escrito Anthony Louis acerca de este tema:
Does the 5-degree rule in horary make sense? by Anthony Louis – Astrology & Tarot Blog Link
The 5-degree rule in horary, part II by Anthony Louis – Astrology & Tarot Blog Link
The 5-degree Rule in Horary and the Twilight of the Gods (part III) by Anthony Louis – Astrology & Tarot Blog Link
Angular Diameter, Sect, the 5-degree rule and the Aries Ingress by Anthony Louis – Astrology & Tarot Blog Link