La Luna vacía de curso
El “vacío de curso lunar” es un concepto técnico de la astrología tradicional principalmente empleado en las ramas de astrología horaria y electiva. La comprensión de éste requiere de algunas nociones básicas, por lo que se situá en un nivel de conocimiento astrológico intermedio.
Etimología
La palabra “curso ” viene del latín “cursus”, que significa “carrera”, y ésta, a su vez, “curso de los astros”. En este caso hace referencia al paso, movimiento, evolución o circulación de la Luna por los signos zodiacales.
Para la palabra “vacío”, que significa “falto de contenido”, el DRAE1 tiene otra acepción muy interesante en lo que nos ocupa, que dice así: “falto de la perfección debida en su línea, o del efecto que se pretende”. Esto nos da una excelente pista, dado que en astrología clásica denominamos “perfección2” (gr. apoteleō) a la culminación o realización exacta de un aspecto.
En astrología helenística el término empleado para el vacío de curso es kenodromia (del griego kenos “vacío, infructuoso” y dromos “curso, carrera”. Por tanto, el significado literal sería algo así como: “corriendo en el vacío”. Al Biruni3 nos dice que tal denominación viene dada porque “el campo está vacío y (el planeta) se mueve sin compañía”.
Definición
De
acuerdo a lo anterior, comprendemos este “vacío” como la
ausencia de aspectos “perfectos ” o exactos.
La Luna se mueve a mayor velocidad que el resto de los astros y por tanto, es ésta la que va formando aspectos con los demás planetas. Esto se conoce como “aplicación”: el planeta más veloz es el que “aplica”, es decir: el que forma el aspecto acercándose al punto de perfección (y del mismo modo lo deshace alejándose). De ahí viene lo de aspectos “aplicativos” y “separativos”: los aplicativos son los que se están formando y los separativos los que se deshacen. La perfección es el punto (o momento) justo entre la aplicación y la separación: los grados exactos que correspondan al aspecto en cuestión.
¿Qué tipo de aspectos consideramos aquí? Los aspectos mayores denominados “ptolemaicos”, que son los que se usan en astrología tradicional y corresponden a los lados del hexágono (sextil de 60º), del cuadrado (cuadratura de 90º), del triángulo (trígono de 120º) y el diámetro del círculo (la oposición de 180º). La conjunción (0º) aunque estrictamente hablando no es un aspecto, también se incluye en este caso. El resto de aspectos menores modernos no se tienen en cuenta: 30º, 45º, 135º, 150º, etc.
¿Y cuáles son los planetas a los que la Luna tiene que aplicar? Los del septenario clásico: Mercurio, Venus, Sol, Marte, Júpiter y Saturno. Otros planetas u asteroides, nodos, partes o puntos se ignoran.
Por tanto, entendemos como “Vacío de Curso lunar”: un espacio (o periodo) en el que la Luna no va a completar conjunciones u otros aspectos mayores con ningún planeta visible.
La Luna
Ahora
bien, siendo el vacío de curso contemplado en teoría para cualquier
planeta ¿Por qué es más tenido en cuenta, en la práctica, el
vacío de curso concretamente lunar que el del resto de los astros?
Hay
dos razones primordiales que hacen que la Luna cobre un papel
esencial, especialmente en las cartas horarias4 y
electivas:
1.
Es el astro más rápido moviéndose por los signos zodiacales,
llegando a formar o perfeccionar5 aspectos con todos los
demás en menos de una semana. Por tanto, tiene un papel dinamizador
y regulador del fluir del mar de los acontecimientos.
2. Al hallarse más próxima6 a la Tierra que el resto de astros, incide directamente en el plano más denso, adquiriendo así una función formativa y materializadora.
Por tanto, la Luna, por medio de sus conjunciones y aspectos en su veloz ciclo, va activando y movilizando a los demás planetas, permitiéndoles la realización de sus naturalezas intrínsecas a través de la manifestación en el reino material. Y la técnica que nos permite determinar si la luna se halla a su vez “activa” y por tanto capacitada para “activar” al resto de los planetas, es precisamente la observación de su curso lunar: un vacío de este curso lunar nos indica una luna “inactiva” y por tanto incapacitada para “animar” a los otros astros.
Dos versiones del curso lunar
En cuanto al periodo o trayecto del curso lunar, existen dos versiones principales con algunas variantes que podemos encontrar en los textos antiguos:
1. En la versión helenística (que es la más antigua y prácticamente desconocida para la astrología moderna) el curso de vacuidad lunar comprende de 30º a partir de la posición lunar7, sin tener en cuenta las fronteras entre signos. Por ejemplo, si tenemos la Luna a 20º de Acuario: no tiene que formar ningún aspecto exacto hasta que llegue a 20º de Piscis.
Observación: con este modelo va a ser bastante raro encontrarse con la luna fuera de curso, ya que se tiene que dar la circunstancia de que el resto de planetas se encuentren concentrados en porciones zodiacales que no pueden formar aspecto con esos 30º, lo que les deja un margen de 120º repartidos en 4 zonas de “aversión” (o inconexas) de 30º cada una8: una distribución bastante peculiar.
En la figura superior, para que hubiera vacío de curso el resto de los planetas habrían de ubicarse en las zonas de exclusión grises ya que éstas no forman aspectos ptolemaicos con el curso lunar.
Este esquema se puede extrapolar fácilmente para cualquier otro grado zodiacal. Basta con trazar 12 casas iguales de 30º a partir de la posición lunar: las zonas grises de aversión corresponderán a las casas 2ª-8ª y 6ª-12ª.
Existe también una variante helenística que sólo considera la ausencia de conjunción y aspectos durante el recorrido lunar en un día más una noche9 (13º, la media del curso lunar diario). Aquí los límites entre signos tampoco se toman en cuenta.
2, La versión medieval (que es la que ha perdurado hasta hoy
usándose normalmente en la astrología horaria) atiende al signo
lunar en lugar de a un número de grados.
La regla es: la luna no tiene que formar aspectos exactos mientras acaba su curso (recorrido) en el signo en que se encuentra. En el ejemplo anterior, si está a 20º de Acuario: el lapso va a ser de 20º de Acuario a 0º de Piscis. Y si estuviera a 25º de Acuario, pues sería de 25º de Acuario a 0º de Piscis. Es decir, que la frontera entre signos, en este caso Acuario-Piscis, actúa como límite para el vacío de curso.
Observación: este modelo si que permite que la luna se encuentre fuera de curso con relativa facilidad, dependiendo proporcionalmente de lo próxima que se encuentre hacia el final de un signo. Como se cuentan los grados que tiene que recorrer hasta que entre en el signo siguiente, está claro que cuantos menos grados la probabilidad de formar aspecto será menor. Por ejemplo, si la Luna está a 10º de un signo, tiene un curso de 20º para formar aspectos pero si estuviese a 27º le restarían tan sólo 3º, dando una probabilidad mucho mayor de no formar aspectos.
Un ejercicio práctico
En el siguiente gráfico se muestra a la Luna a 20º de Aries. Se trata de averiguar si se halla vacía de curso o no.
En la versión medieval, para que un planeta pueda “romper” el vacío de curso lunar tiene que cumplir estas dos condiciones:
1,
Hallarse en grados superiores a los de la Luna (en una escala de 0º
a 30º).
2, Ocupar un signo que no esté en aversión al signo lunar.
Para comprobar la primera condición es muy útil hacerse una representación mental o construir un gráfico con una barra de grados como el siguiente:
La barra nos muestra la ubicación de todos los planetas en su respectivo signo zodiacal en una escala de 0º a 30º (30º equivale a 0º del siguiente signo: la frontera del vacío de curso). El sentido del movimiento directo zodiacal es de izquierda a derecha. La zona del curso será, pues, la situada a la derecha de la Luna, aumentando en número de grados. En el gráfico está indicada por la flecha roja, que simboliza el tramo que tiene que recorrer la Luna antes de abandonar el signo en que se encuentra. Se trata de ver, entonces, si hay algún planeta en dicho tramo: que representará el contacto, bien sea por conjunción o por aspecto.
De
este modo podemos ver muy fácilmente que efectivamente hay un
planeta que cumple con la primera condición. La Luna está a 20º y
el Sol a 23º: tiene por tanto una posición superior en grados,
encontrándose a la derecha de ésta. El resto de planetas cuenta con
un número menor de grados, situados a la izquierda de la Luna, por
lo que ésta ya no puede perfeccionar aspectos con ellos antes de
abandonar el signo.
Veamos
si el Sol cumple además la segunda condición. Si la Luna está en
Aries y el Sol está en Virgo, no pueden formar aspecto ya que se
hallan en signos aversos o inconexos. En el gráfico, los signos en
aversión a Aries están señalados como zonas grises. Por tanto el
Sol no cumple la segunda condición y la Luna se halla fuera de
curso, según la versión medieval: es decir, en los 10ª que le
quedan por recorrer del signo Aries, no va a formar ningún aspecto
exacto.
¿Qué ocurriría en la versión helenística? La Luna entraría en el siguiente signo sin haber completado ningún aspecto, pero aún le restarían por recorrer 20º más para culminar los 30º desde su posición anterior. Se trata de observar en la barra si se va a encontrar con algún planeta durante ese recorrido; y obviamente, menos el Sol, el resto de planetas situados a la izquierda de la Luna, inferiores en grados a ésta, podrían ser candidatos.
El siguiente paso es establecer las zonas de aversión desde la posición lunar, como indica el gráfico inferior: los planetas situados en los espacios grises no pueden formar aspecto con la Luna. Esto nos excluye a Venus, Mercurio y Júpiter. Sin embargo vemos que efectivamente la Luna se va a encontrar con los trígonos de Saturno y Marte dentro del rango de grados establecido. Por lo tanto, de acuerdo a la astrología helenística: no hay vacío de curso lunar.
Interpretación
¿Qué
significa la Luna vacía de curso? Se interpreta de forma diferente
dependiendo de si se trata de una carta natal o una carta horaria o
electiva. Principalmente se considera en estos dos últimos casos.
Básicamente
significa una falta de movimiento, cambio o realización sobre
aquello que estamos consultando. Vendría a ser algo así como un
curso escolar sin clases, sin alumnos, o sin la interacción de éstos
con los profesores: un curso sin actividad.
A pesar de que en algunos textos clásicos10 venga este concepto asociado a debilidad o aflicción lunar, no quiere decir que sea una circunstancia intrínsecamente negativa. Hay que entender bien el contexto. Cuando estamos preguntando en astrología horaria, normalmente queremos saber si algo se va a realizar o no: la Luna vacía de curso contribuiría a una respuesta negativa y esto se entendería como aflicción ya que la luna no podría materializar aquello por lo que estamos inquiriendo.
Por
ejemplo, si en una carta horaria preguntamos por un encuentro,
relación, actividad, evento, situación, etc. Una Luna fuera de
curso nos está indicando que no se va a dar, ya que si no hay
aspectos: no hay acción. Sería, por tanto, una respuesta negativa.
O si estamos mirando una carta electiva para la apertura de un
negocio y la Luna está fuera de curso: apunta a falta de actividad,
no hay ventas, no entran clientes, no hay pedidos, etc. Lo cual sería
muy dificultoso para la empresa.
Sin
embargo, la Luna vacía de curso puede ser incluso acertado en
aquellas situaciones en las que expresamente no demandemos actividad,
variaciones, o influencias externas, y en cambio busquemos
estabilidad, ausencia de interferencias o sorpresas (buenas o malas),
reposo o aislamiento. Por ejemplo, para concentrarse en una cosa sin
distracciones: estudiar, meditar o pasar unos días de vacaciones en
plan tranquilo.
Resulta
más o menos irrelevante en el tipo de circunstancias que no
requieran de una realización concreta o un flujo dinámico
determinado. Entonces, más que una cuestión de aplicar recetas
fijas, la clave está en determinar la idoneidad de un flujo,
movimiento, conexión, interferencia, o por el contrario, la ausencia
de actividad o eventos concretos.
Por
ejemplo: si hago una carta horaria para consultar acerca de la compra
de un objeto; la Luna en curso indicaría la realización de la
compra en sí, mientras que el vacío lunar sería la ausencia del
evento (la compra). No obstante, si el día de la transacción, en la
carta electiva o del evento, la Luna estuviere vacía de curso, esto
no señala un impedimento en sí a la acción del mismo. En todo caso
puede indicar una falta de dinámica posterior, que puede convenir o
no en función de la finalidad que buscamos. Si pretendemos realizar
una actividad con él: exhibirlo, alquilarlo, re-venderlo, especular,
etc. pues sí que puede interesar que la Luna no esté vacía de
curso. Pero en el caso de querer conservarlo sin cambios, el vacío
de curso resultaría más conveniente.
Conclusión
La
imagen para el vacío de curso lunar sería un mar en absoluta calma:
en el que no hay corrientes que permiten la navegación pero tampoco
hay tempestades que hagan zozobrar la embarcación. Al fin y al cabo,
el vacío del curso lunar impide de contactos favorables con otros
planetas pero también previene los negativos, permitiendo un estado
de calma o reposo, que puede resultar desastroso, inocuo o muy
positivo según el caso. Ahora bien ¿es una calma posterior a un
naufragio o la tranquilidad previa a la tormenta? ¿Es una
inactividad placentera o angustiosa? Las respuestas a estas preguntas
las obtendremos a través de las regencias, recepciones y
aplicaciones lunares.
La interpretación del vacío de curso lunar no se circunscribe al hecho en sí aislado, sino que también habremos de observar la situación lunar en cuanto a dignidad: no es lo mismo la Luna vacía de curso en su signo de Cáncer (domicilio) que en el signo contrario de Capricornio (exilio). La última aplicación de la Luna es muy importante aquí para determinar la cualidad del vacío: ¿fue con un “málefico” o un “benéfico”? Es también útil ver la posición del regente lunar y sobre todo si hay “recepción”. Tampoco habría que perder de vista a qué planeta va a ser la próxima aplicación lunar (cuando la luna cambie de signo, si estamos usando la versión medieval): si el próximo planeta al que la Luna aplica tiene alguna dignidad en la zona del vacío de curso11, se considera favorable.
Frawley12 advierte de que el vacío de curso lunar “no es siempre la respuesta final” y la considera como “testimonio menor” a menos que “la Luna tenga un papel específico en el drama”.
Cabe añadir, por último, en consonancia con la advertencia de Frawley: que una sola técnica o testimonio, tal cual, no permite llegar a conclusiones directamente sin considerar el resto de reglas y observaciones pertinentes. No se trata de simplemente ver si la Luna esta vacía de curso o no, para solamente con eso decidir o establecer nada. Es algo que como el resto de técnicas astrológicas tiene su importancia, incluso determinante llegado el caso, pero que debe ser estudiada dentro del conjunto y no de forma aislada del resto.
Paris a.m.g. / septiembre 2019
________________________________________________________________
Notas y referencias:
1
DRAE, Diccionario de la Real Academia Española.
2
El aspecto perfecto es la distancia exacta entre dos astros, con un
orbe de 0º. Es decir: 120º para el trígono y no 119º o 121º.
3
Al Biruni, “Book of Instructions in the Elements of the Art of
Astrology” 504.
4
La Luna es co-significadora del consultante en la carta horaria (a
menos que sea significador principal).
5
En astrología horaria, el cumplimiento de la acción viene
dado por la perfección de los aspectos, sobre todo lunares y de los
significadores en cuestión.
6 En el orden clásico de las esferas planetarias, la primera (más próxima a la Tierra) pertenece a la Luna.
7 Porphyry “Introduction to the Tetrabiblos” citado por Chris Brennan, “Hellenistic Astrology: The Study of Fate and Fortune” p304.
8 Esta observación se debe a Benjamin N Dykes,
“Introductions to Traditional Astrology”.
9
Antíoco de Atenas, citado por Eduardo Gramaglia, “Astrología
Hermética” p188.
10
Bonatti's 146 Considerations.
11 Abu Ma'shar, “On the Revolutions of the Years of Nativities”.
12
John Frawley, “Manual de Astrología Horaria”.
* Gráficos obtenidos del software free PlanetDance de Jean Cremers